'A LA VICTORIA VOLVEREMOS' DÍA 83: Se acaba la nostalgia

 


Tardes soleadas (o no tan soleadas) de domingo. ¿Qué recuerdos les trae?

A estas horas (2:05pm) un día como este nos encontrábamos en camino a uno de los lugares más felices. Nuestra segunda casa, donde nos olvidamos de todos los problemas y todo el estrés se iba (a menos que un Zúñiga, un Ugarriza o un Rodríguez este en cancha). La caldera, el templo. Matute.

Recordemos el cronograma iniciando desde la mañana:

Ni bien despertábamos ya sabíamos que sería un día genial. Animábamos nuestros desayunos (o resacas) con alguna “Salsa íntima” o un “Gallo negro”.

Entraba la tarde y alistábamos la camiseta, acordábamos el junte con los amigos para hacer las “previas” en ABA. En ocasiones dábamos media vuelta y regresábamos a recoger el DNI porque se nos olvidó o a imprimir la entrada “por si las dudas”.  

Algunos llegaban a la Victoria con su barra, a otros se les hacia tarde y llegaban con las justas, pero todos con la misma ilusión de ver una vez más al equipo de nuestros amores. No importa si la fecha anterior los grones habían perdido, cada fin de semana se renovaba el amor y la fe.

Las colas interminables, los policías revisándote por todos lados, la entrada acompañada de cánticos. Si llegabas sin almorzar en cada tribuna podías encontrar un puestito de comida: Carapulcra o arroz con pollo, y si no te alcanzaban las monedas en el medio tiempo tenías a la vieja confiable: Canchita.

Era todo un ritual. Y cuando daban el pitazo inicial, empezaba la fiesta. Los cánticos surgían desde todas las tribunas: sur, oriente, occidente y norte. Celebrábamos los goles, renegábamos con las malas jugadas, comentábamos con la persona del costado lo que pasaba durante el partido, aunque no la conozcamos. Terminado el encuentro salíamos en caravana cantando, dependiendo de los ánimos nos quedábamos en ABA o en la Esquina para “seguirla” y si no, caminábamos hasta la avenida más cercana y tomábamos el bus, el colectivo o el taxi para retornar a casa.

Y así terminaba el fin de semana. Se extrañan esos días.

Pero sonreímos al recordar que, falta poco para que todo acabe y volvamos a la tribuna.

Y sonreímos aún más, pues si bien pensábamos que íbamos a esperar más tiempo para ver al equipo otra vez, ya no será así. En cuestión de pocos días viviremos nuevamente toda la emoción que genera Alianza.

¿Se imaginan como será ese día?

 

Atte

La colaboradora


Por: Rita Cristina Pachas Medrano

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