'EL RINCÓN DEL GATO' #01: 'Memorias del corazón'

 

Nací en una familia apasionada por el futbol. Mi abuelo Venancio Bellido, zurdo el que jugaba en el mediocampo era aquel que se comía toda la cancha tratando de recuperar el balón en el equipo de su pueblo en Ayacucho llamado ‘Alianza Chuschama’ (ironías de la vida) ‘El tractor’ le decían, porque levantaba todo lo que se le cruzaba. Hincha de universitario.

Luego, mi tío Lucho, hermano de mi papa bohemio. La figura del Mariscal Cáceres de su barrio, dribleador de aquellos y pícaro con el balón, falleció de cirrosis; también hincha de universitario. Mi tío Juan, el otro hermano de mi papa, fanático de la u. No jugaba ni carnavales, pero vivía los partidos con mucha emoción e idolatraba a Juan Carlos Oblitas.

Y por supuesto mi papá, arquero de buenos reflejos. ‘El Loco Come Tierra’ le decían. Siempre lo veía tapar en los campeonatos de su chamba. ‘El Bigotón’ la conocía. Volaba de esquina a esquina, se metía unos panzazos, pero era feliz. El a diferencia del resto no era crema, él era blanquiazul. Mi viejo contrario a todos en su casa, se enamoró de Alianza Lima desde q mi abuelo lo llevo al estadio y vio en la cancha al q fuera su ídolo toda la vida: Pedro Pablo León García, ‘Perico’.

Mi viejo cuando nos sentábamos a hablar de futbol y me contaba sobre ‘Perico’ los ojos le brillaban, era como escucharlo hablar sobre un dios de la mitología griega, y todo eso me lo trasmitió.

Recuerdo haber ido al estadio una de las primeras veces, pero vagamente un clásico por ahí en 1984 empate con los de enfrente a 1 pero muy vagos recuerdos. No es si no hasta diciembre de 1987 q la historia cambia. ¿Como cambia todo? Mi papa era un ex FAP (hombre duro poco afectivo) y menos de mostrar sentimientos hacia nadie salvo cuando hablaba de su Ídolo. Esa mañana de diciembre yo salía para ir al colegio y vi a ese hombre duro destrozado, llorando como un niño y mi mama lo abrazaba. Yo no entendía que pasaba en la radio, escuchaba al tío ronco llorar y decir lo que trágicamente había llegado a suceder, pero no comprendía completamente bien las cosas, solo se que lo abrace y llore con él. Me dolió en el alma verlo así, entendí lo importante que era para el Alianza Lima y decidí hacer mío también.

Al comienzo confieso era que quería verlo bien a él, mi papa no quería ir al estadio, pero luego de un buen tiempo se animó y fue así como un 11 de enero de 1989 de la nada se animó me dijo: “vamos al estadio”. Esa noche se jugaba otra vez un clásico del Fútbol Peruano. Veníamos perdiendo 2 a 1 y yo lo veía alentar y gritar y ¡pum! falta para Alianza. Toma la pelota el genio Cesar Cueto, mi papa lo mira a mi tío Eduardo que también era grone, esposo de mi tía Rosa hermana de mi mamá y que se hicieron compadres. Mientras me agarraba de las mejillas decía: “Compadre ahí viene el gol de Cueto”. Y así paso. Cueto dispara y hace inútil la estirada de Cesar Chávez Rivas. “Gooooooollll csm golll para mis negritos”. Mientras lloraba y miraba al cielo y yo ese día por fin entendí todo.

Se los juro mientras escribo no puedo dejar de llorar. Ese día para mi cambio todo, ya no era de Alianza solo para que el este contento. Era de Alianza porque yo era feliz. Porque se volvió la razón de mi vida.

Luego de ese partido no me perdí un partido más de Alianza y siempre a pesar de todo, vestía orgulloso sus colores y los defendía a muerte en la pichanga del colegio en la del barrio o donde fuera.

Así es q quiero comenzar esta columna contándoles mi historia. Que se q no es la historia, es mía con mi viejo, que nos une por nuestro Alianza Lima.

Por: 'El Gato Grone'