‘Jóvenes vALores’ #04: ‘Cómo duele crecer’
Cuenta toda persona que llega al Perú que lo que nos caracteriza es la
calidez de nuestros recibimientos y los grandes anfitriones que podemos llegar
a ser. Si bien es cierto que esto no es más que la pura verdad, parece que a
los señores de Universitario les apeteció dar la contra a esta idea y fallaron
rotundamente en su labor como “anfitriones ejemplares”. Los invitados de turno,
nuestra sub-18, los “Potrillos”, fueron recibidos en un camerino deplorable, en
muy mal estado, recordándonos el tiempo de antaño en el cual se “metía presión”
al rival realizando estas bajezas. Esto no es más que un golpe de realidad en
el espejismo del que parecía “un avance”, ya que, estas cosas son
lamentablemente comunes en los torneos de menores. Ah, me olvidaba, estos son
torneos a cargo de nuestra célebre Federación Peruana de Fútbol. Parece que aún
no nos damos cuenta que estamos formando profesionales. En fin, “vamo’ a jugá”.
¿El partido de hoy? El clásico. Anhelo de todo joven pelotero el poder
pisar el verde en uno de estos encuentros ya sea en menores, mayores, amistoso,
en una partida de canicas, etc. El sentimiento es potente siempre porque los
clásicos y las finales no se juegan, se ganan.
Los Potrillos venían con bajas. Las cartas principales de ataque están
fuera por lesión y, pese a la última abultada victoria por 7 a 2, no veíamos un
juego contundente, pero de a pocos nuestros jóvenes vALores van tomando mayor
peso en el campo y mayor consciencia del escudo que defienden.
Las primeras llegadas vendrían por parte de los académicos. El cuadro crema
se abalanzaba sobre nuestros blanquiazules y el partido se tornaba muy trabado
en nuestra área, pero sin mayores consecuencias. Asimismo, el mal estado del
campo de juego no sería de ayuda para ambas escuadras.
Llegados los 25’ es que recién veríamos una mejora en “la bandita” con
ciertos acercamientos al arco rival, pero su defensa estuvo sobria al momento
de anular los ataques íntimos. Los minutos transcurrían y el tiempo se
consumía, dejándonos a Velásquez y Quiroz como los más “parejitos” del primer
tiempo. Nos íbamos al descanso con la igualdad en el marcador.
Durante la efímera pausa, parece que hubo un café cargado para los futuros
integrantes del primer equipo, ya que salieron con una actitud diferente, más
agresivos e incisivos, como cuando el “panita” Arley entra faltando 15’.
Pese a esto, la más clara del partido sería de color crema. Jugados 20
minutos del complemento, el ariete crema quedaría frente a De La Cruz,
“sombrerito” y ... desviado. Esta sería la emoción más grande que nos
entregaría este parejo encuentro. En esta oportunidad, “los compadritos”, no se
harían daño. Nos guardaríamos el grito de gol para la siguiente oportunidad. ¿El
destacado esta segunda mitad? Sebastián Aranda. Nuestro número 2 entraría bien
y sacaría provecho de su componente físico para poder sobreponerse a sus
rivales. Inclusive cerca estuvo de anotar, pero faltó decisión, un “cachito”
más de la tan aclamada “conchudez”.
Si bien es cierto que hoy no se pasa por un buen momento futbolístico en lo
colectivo, tenemos individualidades que suelen ser determinantes, pero eso no
es suficiente. Alianza es familia, es unión, empujar todos hacia un solo
objetivo como equipo que somos. Quizás sea solo cuestión de un poco más de trabajo
y más ritmo. Recordemos que los muchachos sufrieron de una para muy larga.
Somos consciente de que lo están dando todo, pero en Alianza Lima tienes que
dar todo y más, sacar de donde no hay. Joven Potrillo, recuerda que tú estás
donde muchos de nosotros quisiéramos estar. A ustedes les toca “moverla” y a
nosotros alentar.
Vamo’, bandita. Esto aún no acaba. Nosotros dejamos la garganta y ustedes
hasta la piel por Alianza.
Por: Leonardo Gabriel Cusirramos Rodriguez 'El potrillo'
Comentarios
Publicar un comentario