'Jóvenes vALores' #07: ¿Qué es un show?
Lunes,
08 de noviembre. La semana arranca gris, pesada, dura quizá, pero tendría un
detalle diferente. Sin saberlo aún, a las 3:00 p.m. seríamos testigos de una
puesta en escena que tendría momentos para sentir el corazón en la boca y las
manos sudorosas.
Nuestro
texto hoy inicia con la pregunta: ¿Qué es un show? Y esta hace clara referencia
a lo que vimos en el partido de ayer. Muchos pensarán: “Oiga, seguro los
Potrillos se mandaron con un baile de aquellos.”, pero no. No es así. Un
espectáculo no siempre es que solamente un equipo dominó o que llenó la canasta
contraria de goles, ya que, hay veces es las que un partido se juega tanto de
igual a igual, tan cardiaco, tan de ida y vuelta, que merece que nos saquemos
el sombrero por el semejante derroche de calidad de los 22 vestidos de corto en
el verde.
Alianza
Lima se mediría ante Ayacucho FC. Poco atractivo según algunos, pero a nadie se
le cruzaba por la mente cuánta lisura derramarían los muchachos por la cancha.
El
partido iniciaría con mucha “electricidad”, mucha movilidad de ambos cuadros,
pero no una en vano. Habían llegadas claras, los goleros no eran simples
espectadores, si no que inclusive ellos también tuvieron momentos como para
sacar a relucir sus habilidades felinas. Tantas “claritas” hubo, que ni los
atentos “lineman” contarlas pudieron.
En
este show habría un protagonista “diferente”, un muchachito ligerito cual
trapecista de circo que supo entretener a grandes y chicos con su juego y que
supo marear desde el zaguero hasta el pivote con sus malabares que pasaban de
zurda a diestra. Es así que este muchachito “distinto”, llamado Jorge Del
Castillo, con cabeza más fría que caliente, se animaría a los 30’ primeros
minutos a mandar un centro de aquellos. Balón que iba al aire buscando aquella
torre que le impacte para poder por fin besar las redes y es ahí que aparece
aquel bravo que lleva la 9 en la espalda. Testazo por parte de
Vallladolid...ataja el guardameta de los zorros de Ayacucho, pero bendita sea
la física que nos dice que la energía potencial muta a cinética al momento de
rebotar y es así que es nuevamente alcanzada por nuestro ariete que podría
definir libremente ya con el cancerbero contrario vencido. ¡Gol de la bandita!
¡1 a 0 arriba! ¡Vamo’ ahí!
La
emoción de la primera anotación sería tanta que llevaría a la desconcentración
en algunos de nuestros Jóvenes vALores, ya que, el desesperarse es humano,
inhumano sería inmutarse o no vibrar. Es así que, dos minutos después del
primer gol, exactamente a los 32’53’’, aquel muchacho que parece tener una
hielera en la mente, erró al llegar tarde a una pelota dividida y soltaría un
pisotón que marcaría los tachones en la piel del rival que lo dejaría postrado
por unos minutos en el suelo. Movimiento impropio de un futbolista como él,
pero humano al fin. Roja directa. Nos quedaríamos con 10. Detalle no menor a tomar
en cuenta y aspecto a mejorar.
Luego
de este remesón, lo común es que los viejos fantasmas de las inseguridades
vuelvan a aparecer, que todo el mundo se alborote y que el DT rival aproveche
este desconcierto para replantear a una oncena más incisiva que pueda
aprovechar ese espacio dejado en blanco, pero no. Recuerden que estamos siendo
testigos de un espectáculo y el show debe continuar.
Durante
los últimos minutos del primer tiempo, Alianza mantendría la calma, mientras
Ayacucho no mostraría un diferencial para poder darle vuelta al resultado. Si
bien hubo llegadas claras de ambas escuadras, ninguna terminaría con el sagrado
grito de gol. El elenco de ahora 21 trovadores, nos decían que la primera parte
de la obra había culminado. 1 a 0 y al
descanso.
Durante
el entretiempo es que las paredes del vestuario retumbaban al escuchar a
nuestro estratega exclamando: “Atención pido al silencio y silencio a la
atención, que, en esta oportunidad, si no me falla la memoria, vengo a
contarles que a nuestra función tiene para largo aún.”. Los muchachos, tras el
clamor de su técnico, saldrían nuevamente motivados.
Ni
bien empezó a rodar el esférico, los zigzagueantes movimientos del #22, Carlos Gómez,
causaron destrozos por la banda derecha de los vestidos de blanco y, aplicando
una jugada traída del manual de balompié, el terminar una jugada por el lado
contrario al que inició, es que anotaríamos el segundo tanto del partido. El
joven extremo desbordaría por el carril derecho y lanzaría un centro al segundo
palo, por izquierda, que sería sabiamente aprovechado por Victor Flores, el #7,
que tras un remate de cabeza algo flojo, lograría llenar las redes del arco de
Ayacucho FC. 2 a 0 a favor nuestro, sinónimo de serenidad. El campo Teófilo
Cubillas nuevamente testigo de victoria tranquila.
Luego
de la segunda exclamación de gol, es que en la gala de hoy se haría presente la
calma. El partido, como ya ha sido mencionado en ediciones anteriores, se
tornaría en un “mero trámite”, pero con ciertos momentos de resople: “Uuuffff”.
Cuando
ya el ocaso se acercaba y el sol ya se ponía, es que llegaría el gol
ayacuchano. El electrónico ya marcaba los 88’ cuando se sucitaría una disputa
del balón por banda derecha blanquiazul que terminaría con el balón rodando
libremente y este sería alcanzado por el #10 de los zorros. Sebastián Peralta
se encargaría de acortar diferencias entre ambos equipos con un fuertísimo
remate que no alcanzaría a ser desviado por el buen Ángel De La Cruz.
Transcurridos
algunos minutos después de la anotación, el mandamás de la contienda se
encargaría de hacer sonar su silbato para darle fin. El público de pie aplaude
por la semejante exhibición y derroche de buen juego que pudimos espectar.
Con
una banca satisfecha y otra con amargura en la boca, nos vamos. Con la
esperanza de que los buenos resultados se sigan dando y con la fe de nuestro
lado, seguiremos alentando a estos Jóvenes vALores que, tal y como dijo alguna
vez su servidor, Leonardo Cusirramos, de a pocos su figura crece y va
asentando.
Vamo’
arriba, la bandita. Arriba Alianza.
Por: Leonardo Gabriel Cusirramos Rodriguez 'El potrillo'
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