'CAFÉ PASADO' #03: Cuánto extrañé verte así
“Cuánto
extrañé verte así, tan abarrotada, tan llena de vida, donde ya ni un alfiler
entraba. Cuánto extrañé verte así, imponente, vestida de fiesta, toda decorada
de azul y blanco. Cuánto extrañé verte
así, con todos tus hijos saltando, cantando, riendo y también llorando.”
-Leonardo
Cusirramos-
Ayer Matute volvió a ser “La cALdera”. El templo
de culto fue sumamente concurrido por todos sus fieles que, vestidos con sus
mejores ropas, fueron a dejar la garganta, a presenciar un show que nadie
esperaba y a exigir lo que un equipo como Alianza apremia, la victoria.
Con el Sol en todo su esplendor y el césped
pareciendo una alfombra, empezaba a rodar el balón. Y, sin mentir, fueron los
15’ minutos más arrolladores que le vi a Alianza en mucho tiempo. Tanto que ni
un penal no cobrado nos detendría. Con ataque por bandas, asociaciones por el
medio y llegada tras llegada, parecía que el primero se asomaba e iba a ser de
Alianza, pero nada. No la metemos, doctor. ¿La razón? Desconocida, ya es
materia de estudios.
Avanzando el electrónico es que llegamos a
los 31’ y lanzo la pregunta: ¿Qué no se le debe hacer al rival? ... ¿Y la
respuesta? ¿Alguien? ¿No? Bueno, les comento: ¡NO SE LE TOCA CON LAS MANOS! En
un cruce de palabras, Yuriel Celi, jugador joven y provocador, se pone cara a
cara con Jairo Concha, jugador con muy pocos o ningún antecedente de malas
reacciones. Esto desencadena en que el volante blanquiazul le toque suavemente
el rostro al rival como diciéndole: “Hey, tranquilo. No se achore, Yuriel.”
Pero este último, ni corto ni perezoso y aplicando esa maldita “Ley del más
vivo” es que se desploma al piso retorciéndose de dolor, exclamando a los
cuatro vientos que el aliancista le soltó un manazo. Los banquillos al borde del
campo enloquecían, uno pidiendo la cabeza de Jairo y otro alegando que no le
hace absolutamente nada. Sea como sea, y por más que el árbitro haya tenido que
tener presente los antecedentes de ambos jugadores, Jairo no puede cometer ese
tipo de errores. Él ya no es la joven promesa de Alianza, él es el presente de
su equipo, campeón reinante y seleccionado nacional. Debe estar a la altura,
lamentablemente, siempre, pero no solo por el bien de su equipo, si no también
por el suyo. Hoy a Jairo se le va a exigir el doble y, para mala suerte de
todos, hoy los desaciertos infantiles como estos, son los que marcan.
Luego de este remezón que fue “parchado”
con Aldair Rodríguez siendo utilizado como volante, es que el equipo caería en
una descompensación propia de haber perdido un jugador del corte de Concha. Si
a esto le sumamos la lesión de Benítez que obligaría el segundo debut del buen
Aldair Fuentes, se desencadenaría el caos que terminaría en el gol trujillano.
Balón largo para Arroé que la baja elegantemente y la cede atrás para Rivera
que le pega algo mordido y, el balón, tras chocar en Míguez y ser manoteado por
Campos, se escurre lentamente en el pórtico grone. 1 a 0. Todo el mundo furioso
porque parecía que Alianza, por más que domine y genere, nunca la mete. En todo
este quilombo es que llega el descanso y nos vamos al vestuario cayendo por la
mínima.
Para el segundo tiempo todos queríamos
replanteo y el prof. Bustos respondió con el que parece su fichaje predilecto,
Pablo Lavandeira. Ingresó a poner orden y darle un ritmo distinto a Alianza.
Cómo corre el uruguayo, no deja ni una bola suelta, pero también tiene sus
cositas de crack. Es así que, a los 56’, le da un pase como con la mano a
Hernán Barcos que se comería al zaguero Carlista, controlaría de pecho
sutilmente y definiría ante la salida de Manuel Heredia. Y volvió el “9” ...
Volviste, Pirata. Ya me estabas preocupando. Ya me hacía falta celebrar
tapándome el ojo y levantando el puño. 1 a 1 en Matute.
Llegado el empate, tomamos la lanza. Vamos
con todo al arco, con nuestra gente alentando. Y llegamos mucho, pero no
rompemos la igualdad. Tanto que no nos dimos cuenta de que el tiempo no para. Bustos
realizaba un par de cambios, Cornejo y Benavente, en búsqueda de la solución. Llegaban
los 80’, yo ya empezaba a sudar frío, la gente a desesperarse, pero no por
mucho.
81’ minutos del partido, córner para
Alianza. Va Pablo Damián. Con todo el mundo en el área chica, Míguez se
desprende y va hacia el primer palo. Lavandeira lanza para él y, aún sin saber
con qué, Pablo Nicolás la toca y entra. Nada pudo hacer Heredia ni compañía, el
grito ya era blanquiazul. 2 a 1 en el marcador. Curiosamente, de Pablo a Pablo
y de uruguayo a uruguayo-peruano. Un gol tan... ¿2017? Jajajaja. Ay, mi
Alianza.
Luego de voltear el marcador y faltando
pocos minutos, ya se respiraba calma. Esto hizo que algunos, con cierta
conchudez, se atrevan a seguir atacando. ¿Mencioné que entró Benavente? Bueno,
si lo hice tan a la ligera, es porque todos esperábamos que tenga un debut así,
tranquilito, con mucho sosiego y que simplemente sea “cumplidor”.
Ilusos todos...
El ChavAL toma el balón desde ¾ de cancha,
elude a uno, elude a dos, mueve el balón con pierna derecha e izquierda y ...
falta. Ay, Narváez, ¿para qué lo tumbaste? A cobrar el tiro libre van Barcos,
Lavandeira, y, justamente, Benavente. Cristian mira al Pirata, este lo entiende
y se aleja. Pablo le sigue y le dice al ChavAL: “Dale.”. Se notó clarito, le
leí los labios. Es así que el “14” toma la redonda, se acomoda, da unos pasitos
hacia atrás, respira profundo sin despegar los ojos de la pelota. Y ahí va
Cristian, uno, dos, tres... ¡GOLAZO! Viejo, el estadio se caía. Qué bárbaro.
Ayer dejamos el festejo un ratito y nos mandamos con un Flamenco de aquellos.
Cambiamos el “Carajo” por un “Joder”. Paella en La Victoria para todos los
grones.
Con un 3 a 1 a favor, el partido se
terminó. Ya era hora de poder decir que en casa siempre se gana.
Ahora nos vamos a Sullana. Hagamos que el
vendaval sea blanquiazul. Arriba Alianza.
Por: Leonardo 'El Potrillo' Cusirramos
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