'ESTACIÓN 1901' #06: 717 días después


Quizás no sea una crónica concreta del partido, esa chamba ya se la dejamos al buen Leonardo Cusirramos en “Café Pasado”; pero para este servidor, volver al estadio “Alejandro Villanueva” ha sido como volver a respirar esa dosis de aliancismo que hacía falta. La pandemia, toda esta crisis sanitaria, no se iba a llevar el triunfo tan fácil y en algún momento, el coloso victoriano debía volver a ser una fiesta.

Con una “previa” el 2021 en las finales ante Sporting Cristal en que el pueblo aliancista pudo acudir al Estadio Nacional, y con el perdón de aquella gesta, pero volver a caminar por Isabel La Católica, doblar las calles aledañas y cruzarse con mucha gente grone antes de acceder por la puerta de occidente, tenía otro matiz, otro feeling, otro saborcito. Quienes fueron al juego ante Mannucci podrán darme la razón y es que esos domingos aliancistas si que se hacían extrañar.

Pero claro que uno ya veía con nostalgia el elegir qué camiseta llevar a la casa. La decisión no fue difícil y llevé la campeona 2021, que merecía tener 90 minutos en nuestro coloso, que desbordó de mucha alegría y color apenas se acercaba la hora del partido. Y es que Alianza es fiesta no solo desde el pitazo inicial, sino que, desde la previa, uno se contagia y quisiera que el tiempo se detenga.

Y el partido tuvo todos los condimentos, desde los buenos hasta los malos porque un gol del rival hizo que el estadio termine por arder en cánticos y apoyo al equipo; una visita poco agradable en el cuadro trujillano y que terminó llevándose muchos cariños de la tribuna y la triste circunstancia de terminar el primer tiempo con 10 jugadores. ¿Creías que todo estaría cuesta arriba? Es Alianza y tenemos un corazón al que apelar y tuve la sensación que en el complemento las cosas se podrían revertir.

Y es que Alianza, con el apoyo de su incondicional, termina remando y sacando los puntos que hasta el más pesimista, no creía obtener. Fue un primer desahogo el gol de Hernán Barcos, que nos permitió acceder a esa dosis de tranquilidad para afrontar lo que se venía. El estadio explotó con el ingreso de Arley a la cancha y esa adrenalina aumentó con el gol de Míguez y la celebración, que me agradó por completo, de Lavandeira a una esquina del terreno de juego. Que buen ingresó Pablo Damián al partido y cuánto nos ayudó a cambiar la imagen del equipo para el segundo tiempo.

Estaba preparado para que los cinco minutos adicionales sean de un ajuste sin fin, pero Benavente dijo “calma” y con un golazo, selló un debut soñado para todo aquel que se pone la sagrada blanquiazul al pecho. 3-1 y volver a casa con la satisfacción de haber ganado tres puntos.

El ambiente en La Victoria parecía como si se habría ganado la final. Mucho júbilo, mucha algarabía. El volver a ver a los amigos que el fútbol y Alianza me dio era parte de ese domingo futbolero que extrañaba, tanto como gritar un gol en el estadio más hermoso del mundo, con la hinchada más fiel de todas y celebrar una victoria del único tetracampeón. Esto es Alianza.

Hasta la próxima parada

¡Arriba Alianza!


Por: Daniel 'Negro Jefe' Brown

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